San Lorenzo volvió a perder en el Nuevo Gasómetro y el termómetro de la cancha sobrepasó el clima primaveral tardío que por fin nos regala Octubre. Fue 1-3 frente a Lanús, en donde el Ciclón comenzó ganando con un gol del “Yacaré” Andrés Herrera, pero que no pudo sostener la ventaja a lo largo del partido. Una vez más, se escucharon cantos con insultos hacia la dirigencia y al director técnico Paolo Montero. El esquema del técnico uruguayo se mantiene ordenado en defensa, pero los cambios de ritmos de los contrarios y el abismo que existe entre las dos últimas líneas y el arco rival hacen imposible sostener un esquema competitivo en el actual fútbol local. Sin respuestas en los resultados y en el juego, el ciclo de Montero en San Lorenzo está terminado y según todo indica iremos a disputar el clásico a la Quema con técnico interino.
El día y horario del partido eran, por lo menos, complejo para garantizar una buena concurrencia al Nuevo Gasómetro. Sin embargo, las ganas de volver a la cancha hicieron que el aforo permitido estuviera más que cumplido y la respuesta del equipo a ese apoyo durante los primeros 15 minutos fueron aceptables. El Dt Montero volvió a parar un esquema parecido en el fondo y en el medio, pero modificó el dibujo de los puntas y media puntas, en donde “Uvita” Fernández, el “Perrito” Barrios y Sabella, armaron una especie de tridente con movilidad por todo el ataque. Salió de los 11 iniciales el veterano Di Santo, con una contractura en la previa.
San Lorenzo tuvo a los tres minutos un buen remate desde afuera del área del Perrito Barrios y un buen pasar hasta el primer gol. Sabella robó una pelota en la salida de Lanús a los 12 minutos. La jugada de peligro parecía desaparecer, pero luego de un pase de caño de Uvita para Sabella, éste controló en el borde del área y dirigió la pelota en profundidad para el “Perrito” Barrios, quien corrió contra el arquero y llego a puntear la pelota para un centro atrás que el Yacaré Herrera busco con desesperación y entre tres jugadores de Lanús, logro puntear la pelota y conseguir el 1-0.
Luego del gol el conjunto local cedió la pelota y cuando rondaban los 30 minutos Lanús intentaba con un San Lorenzo esperando bastante atrás. Ortigoza, con menos tareas en la marca por la presencia de Gordillo en la mitad de la cancha, corría y llevaba la pelota, pero la distancia entre los delanteros y el arco rival eran enormes. A los 35 minutos, San Lorenzo maneja mejor la pelota y luego de intentar dos desbordes, un córner de Sabella pasó con peligro por el centro del área chica y rozó varias cabezas para salir por el otro costado.
Una particularidad del planteo de Montero es que, aunque suele ser prolijo en defensa cuando lo atacan, pero en ataque llega con muy pocos jugadores. Y por momentos mientras Uvita o el Perrito aguantan la pelota en tres cuartos de cancha, los volantes tardan una eternidad en mostrarse como opción de pase.
Sobre el final del primer tiempo, el granate hacía poco para revertir el resultado del juego y le costaba pasar la línea de 5. Pero esa línea de cinco defensores (y tres medios de contención) lo que los mata es cuando el rival hace circular la pelota rápido y de primera, en retroceso. Fue así, que cuando se desarmó la mitad de la cancha con una pelota perdida por Sabella, Lanús paso rápido al ataque y en la lentitud de nuestros centrales no pudo correr nunca a Víctor Malcorra que pasó entre los dos centrales, remató y el rebote de Torrico le dejó la pelota servida a Lautaro Acosta, quien definió con el arco vacío para poner el 1-1.
Antes de terminar el primer tiempo, Sabella de manera infantil fue a buscar a un jugador visitante, para darle una patada obvia y de barrio, ganándose una amarilla de jardín de infantes. San Lorenzo se iba al entre tiempo empatando y con murmullos duros desde las cuatro tribunas del estadio.
Al minuto del segundo tiempo Gordillo trabó una linda pelota y Ortigoza logró abrir bien para Herrera, pero el centro rasante cruzo toda el área, demostrando que faltaba un 9. En respuesta, Lanús tuvo una parecida, pero por suerte el veterano Sand no entendió el centro.
A los 10 minutos Gordillo cortó una contra y se ganó una amarilla. Con dos amonestados en la mitad de la cancha Montero eligió sacar al pibe Sabella, que minutos antes estuvo cerca de ganarse otro cartón y puso en su lugar a Martegani. A su vez, entró un 9 como Peralta Bauer y salió el Perrito Barrios.
En una carambola Lanús casi se pone en ventaja, pero el flipper entre Torrico y varios defensores cuervos terminó con la pelota fuera del área. Recién a los 12 del segundo tiempo San Lorenzo, por primera vez, llegó a una jugada de gol tocando entre la línea defensiva por derecha, trasladando la pelota hasta la izquierda por abajo, con buenos pases y con un remate potente de Nicolás Fernandez que se fue afuera.
Pero el equipo de Montero parece que no puede hacer las dos cosas al mismo tiempo, y por derecha San Lorenzo tenía varios problemas defensivos y el “rasta” Malcorra desbordaba con facilidad y seguido a Peruzzi. Luego de los cambios, en donde Ortigoza y Herrera salieron por el debutante Luján y Rosane, Montero paró una línea de 4 en el fondo, y Peruzzi pasó a jugar de 4. En respuesta a estos cambios, desde las tribunas estalló un canto con insultos para el director técnico charrúa.
Con jugadores más jóvenes y rápidos San Lorenzo trasladaba la pelota rápida en los pies de Martegani, aunque la vuelta costaba mucho, y el partido parecía romperse y hacerse de ida y vuelta. Esa reacción se sintió en las tribunas, que por un buen rato alentó al equipo como antes de la pandemia. Pero mientras ese aliento bajaba, Lanús se venía y casi como en un recuerdo de aquella noche fatídica del 2016 en el Monumental, iba a ponerse en ventaja. Luego de un córner, Martegani se cayó cuando recuperó la pelota, Morel agarró el regalo por el costado izquierda y colocó un centro perfecto para que el joven De la Vega empuje con la cabeza el balón al lado de la línea de cal. A pesar del aliento extraordinario que bajaba de los cuatro costados el Ciclón perdía 2-1.
Para intentar buscar el empate, el DT sacó a Peruzzi, que se fue chiflado, para que entre otro delantero, Alexander Díaz. Faltaban 5 minutos, cambiar la historia estaba difícil y al mejor de los nuestros, Fernández Mercau, le sacaban amarilla. Fue él mismo quien con empuje peleó una pelota desde abajo, abrió para Luján quien colocó un muy buen centro y Alexander cabeceó solo pero a las manos del arquero contrario. San Lorenzo no se rendía y luego de varios rebotes tuvo otra clara, cuando Uvita entró al área y remató pero por arriba del travesaño. El partido se terminaba y el grana iba a agrandar el marcador. Luego de un pelotazo largo del arquero contrario, Zapata una vez más con parsimonia intentó marcar a González, y luego de engancharlo dos veces remató para extender la diferencia y terminar 3-1.
El partido terminó con un fuerte “que se vayan todos”, además de insultos a Montero y algunos jugadores. El malestar es entendible, si bien Montero armó un esquema prolijo en defensa no logra sostenerlo cuando el equipo contrario toca rápido y lo encuentra volviendo del ataque. Los pibes, demostraron en este momento que tiene pasta, que pueden jugar a algo más, pero para eso se necesita un técnico que sepa qué hacer con planteles de esta categoría. El máximo error de los dirigentes que toman las decisiones en el fútbol masculino no son las barbaridades que se dicen en redes y que se grita en las canchas, de aquellos que no ven el excelente labor que se realiza en otras áreas del club. El principal problema es no tener nunca un proyecto coherente con el plantel que se arma y el técnico que se busca. Se trajeron técnicos caros pero sin presupuesto, que querían jugadores de afuera y no se los podía dar. Y después, cuando se buscaron técnicos para potenciar el proyecto de inferiores, se traían jugadores caros, viejos y con mañas, que no dejaron que ese proyecto se priorice. La elección de Montero no fue fuera de esta lógica, a un técnico que no ha tenido ningún éxito y varios fracasos (hasta en la C de Italia), se lo trajo para contener un vestuario en llamas, una situación institucional difícil y un proyecto de inferiores a medias. Lamentablemente el final fue lo que se sospechaba y no nos dio ninguna sorpresa el técnico charrúa, que acumula fracasos y desdibuja con el tiempo su gran carrera futbolística.
San Lorenzo deberá ir el domingo a la cancha de Huracán a buscar por amor propio un buen resultado y al parecer lo hará con técnico interno. Ojala, en la búsqueda de un nuevo técnico para esta institución, de una vez por todas coincida el plantel con el profesional buscado y se deje de improvisar con lo que más le importa el hincha de un club en el Argentina, que es que la pelotita entre en el arco contrario. Mientras tanto ciclo cumplido.
La crónica de una nueva caída del San Lorenzo de Montero.
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